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Enseñanzas de yoga.
El Intimo no responde a una pregunta ordinaria, porque no le interesa el mundo de ilusión de la personalidad.
Probablemente sorprenderá al estudiante saber que, a lo más elevado en él, no le interesa sus necesidades humanas y personales. Trabaja únicamente por el Universo, que El mismo desarrolla. Si queremos atraernos la atmósfera y dirección del Intimo, sólo lo conseguiremos aspirando a penetrar en su mundo. No obstante, no debemos considerarnos ajenos a la observación y al amor de la Realidad Divina. Debiéramos recordar siempre que nuestro Intimo es nuestra chispa individualizada de Dios.
Las personas de profundas creencias religiosas creen que lo más elevado en ellos descenderá a su propio nivel y despertará en ellos Su inteligencia. Ateniéndonos a la experiencia obtenida en nuestra práctica, esto no es así.
Lo dicho sonará a dureza; pero aquí damos la razón. En nuestros remotos pasados, fuimos dirigidos por la conciencia de la Naturaleza y, en los momentos de dificultad, pedíamos correcta dirección; pero más tarde, al vivir en Lemuria y Atlántida, devenimos autosuficientes, y empezamos a quebrantar leyes para nuestra conveniencia y para dominar a nuestros semejantes.
Empezamos, entonces, a edificar nuestro mundo en pensamiento y acción; y ya no apelábamos a nuestra antigua guía la Naturaleza. Nuestras potentes actividades egoístas, en la esfera de la ciencia, trajeron un período en que pensábamos que podíamos atraer a la Naturaleza y manipularla como quisiéramos; entonces, hicimos dioses a nuestra propia imagen.
La Naturaleza siempre se equilibra a sí misma, y de ello vino la gran catástrofe que sumergió a la Atlántida. Unicamente se salvaron los que apelaron y sirvieron a la Naturaleza.
Este es uno de los grandes peligros que amenaza al hombre, o sea, la ciencia contra la Naturaleza.
De consiguiente, se puede ver que este mundo no ha sido creado por la Realidad, ni por el Intimo, sino por las ilusiones antiquísimas de la mente del hombre. Si el lector se detiene y mira a su alrededor y pregunta: ¿Dónde está Dios?, se dará cuenta de la verdad y profundidad de la frase: “El reino de Dios está dentro”.
Por esto es que yoga es muy instructivo. Con frecuencia, en momentos de gran malestar, oramos y pedimos las cosas que necesitamos; pero nuestras oraciones quedan sin contestación, en razón de que no estamos evolucionados internamente, en el sistema secundario, para recibir la respuesta.
Pedimos a la Realidad que nos dé nuestro pan de cada día; sin embargo, frecuentemente hemos sentido hambre y esto, muchas veces, nos hace perder la fe en un Dios sabio y poderoso.
Por otra parte, los que han recibido respuesta a sus oraciones no recibieron ayuda del Intimo o de la Realidad, sino de las miríadas de átomos que atraemos por aspiración, los cuales tratan de hacernos ver la razón de nuestro sufrimiento, y conservan los registros de nuestro pasado.
Es aquí donde el Intercesor viene en nuestro socorro; porque presenta nuestro caso al Intimo y, si nos arrepentimos verdaderamente, tales condiciones terminan casi instantáneamente.
Los adeptos dicen: “Piensa para atrás y para adelante, a fin de eliminar la mala fortuna”.
Cuando pensamos en el bienestar de otros, utilizamos energía atómica de reserva; pero sólo cuando nos ponemos en contacto con nuestro sistema secundario; es energía que extraemos, como el saldo de un Banco, para servir a otros y para ayudarlos a salir de sus dificultades; es una corriente de energía muy sutil y tiene el notable poder de hacer que las cosas ocurran; además, introduce felicidad y buena voluntad en la atmósfera de la persona.
Cuando utilizamos esta corriente en favor de otros, elimina condiciones que han tratado de aprisionarnos.
El poder, tras de esta fuerza sutil, es el átomo de Nous, al que nos dirigimos, cuando nuestras mentes están dirigidas hacia otros; con frecuencia, a personas que sólo hemos conocido ligeramente; pero con las cuales estamos vinculados por esta energía; aunque, muchas veces, sin darnos cuenta de la razón. Quienes evocan esta energía en nosotros, reciben abundancia de estos átomos y una sensación de paz y prosperidad.
En un período remoto, se llamó a esta energía La Energía de Perfección, pero, más tarde, en este mundo objetivo se la llamó Amor.
Con el tiempo, el estudiante sentirá que se desarrolla, dentro de él, una actividad intermitente.
Esta fuerza es una descarga periódica de la atmósfera del átomo Nous, y es una envoltura de amor que reciben sus átomos, lo mismo que los de aquellos a quienes se envía.
Estos átomos representarán, en alguna Era futura, las condiciones normales de la sociedad.
Muchas personas reciben, únicamente, esta longitud de onda; pues todavía no han evolucionado más allá de la inteligencia en sus corazones.
Los estados mentales están más allá del corazón, y los átomos que traen amor a la inteligencia humana, son diferentes de los que iluminan el corazón.
Cada hombre es lo que se llama un Espíritu Puro. Este es una inteligencia atómica, que posee la naturaleza de nuestro Intimo. Las personas que aspiran, o están medio dormidas, perciben, a veces, una chispita de luz, como una mota de polvo, flotando a la luz del sol, sobre la retina del ojo cerrado, aunque sólo sea por un instante. Este es el Espíritu Puro, con el cual debiéramos intentar entrar en comunión.
Si podemos ponernos en contacto con él, nos responderá repitiendo su luz varias veces.
De nuestra parte, debiéramos enviarle amor. Cuando nos hace señales, nos informa que podemos ir más a fondo de lo usual. Solamente la pureza de cuerpo y de mente puede traérnoslo y ponernos en contacto con su período de sabiduría. Posee un maravilloso conocimiento de las cosas, y lo que él comunica es la verdad.
Este Espíritu Puro tiene autoridad absoluta sobre nuestra inteligencia; por cuanto es de naturaleza angélica, y puede hacer brotar nuestras energías, lo mismo que retardar nuestro crecimiento. Pero, en general, sólo podemos conversar con el mismo cuando penetramos en nuestro sistema secundario y captamos su longitud de onda.
Se ha dicho que estas estrellas del Intimo se han utilizado para dar a la humanidad una mayor amplitud de carácter, por cuanto ellas pronuncian sus edictos sobre el hombre y lo someten a las leyes que lo gobiernan.
El reino animal está, también, dominado por ellas. No se permite a las diferentes especies pasar a otras especies, y estos Espíritus Puros las mantienen fieles a su tipo de evolución.
El hombre está, también, guiado y repetidamente equilibrado por un cierto poder, que lo devuelve, constantemente, a su longitud de onda natural propia, aunque puede encarnar en una nación ajena al plan de su Intimo. Los hebreos son uno de tales ejemplos; ellos no pueden ser desviados fuera de su propia corriente madre de energía. Hoy, muchos creen poder salir de la jurisdicción que les corresponde; pero el Espíritu de la raza hará, con el tiempo, que el individuo vuelva a su fuente original. Podrá adoptar otra religión y vivir en la atmósfera de ésta durante muchas vidas; pero, con el tiempo, volverá de nuevo a su propio tronco paterno. Otras razas poseen esta individualidad racial permanente y, aunque América y las áreas occidentales parecen ser un crisol para todas las razas, con el tiempo, cada una reunirá a sus propios hijos, y los unirá en su propia longitud de onda.
Esta mezcla de razas y credos diferentes y la inclinación a entrar en otras razas, todas obedecen al deseo de volver a la verdadera y propia; por cuanto, una vez que uno ha sido enemigo de una raza tendrá que encarnar en ella, a fin de aprender tolerancia y justicia. Uno puede ser miembro de varios troncos raciales; pero esto es sólo por un tiempo. Más tarde, volverá a su verdadero origen, y sentirá un poder más grande de independencia y autoridad.
Llega, también, el tiempo en que el hombre alcanza una conciencia redondeada, que está por encima de la raza, y viene a ser la expresión individual de su Intimo.
En nuestro sistema secundario, empezamos a darnos cuenta de que hemos encarnado, muchas veces, en una raza contra la cual hemos hecho la guerra. Cuando se pasa revista a tales experiencias, aprendemos que en un tiempo fuimos destructores de cierta clase, de manera que ésta, con el tiempo, nos destruirá. De esta manera aprendemos la necesidad de no ofender a clases y razas diferentes, aunque éstas sean, a veces, molestas. Muchas razas nos son odiosas, debido a que las hemos perseguido en otras vidas. Es importante que aprendamos todo lo que haya de mejor en estas razas, aunque no debiéramos quedar perdidos en ellas. Frecuentemente, países, que han mostrado bondad para los elementos perseguidos, son invadidos y se les quita lo mejor. La bondad puede, a veces, costar a un hombre o a un país más de lo que ellos se dan cuenta. Los yoguis no aceptan dádivas de bondad, sin pensarlo; pues saben que tales dádivas se compran, a veces, a costa de muchas mentes y cuerpos cansados. Puede que nos cueste poco ser bondadosos
hacia una persona; pero puede haber costado a otro gran sacrificio, y trabajo sin término.
Hay una sabia frase de un Maestro: “Debiéramos cultivar únicamente a quienes han tenido éxito, y que poseen una inteligencia de más alto grado que la nuestra; porque las fuerzas que los protegen a ellos, nos protegerán, también, a nosotros, si nos asociamos con ellos”.
Este es el origen del sistema de castas, el cual tuvo, originalmente, por objeto el mejoramiento de las razas. Pero hoy, el sistema de castas se ha adoptado sin comprender que, esta ley fué creada con el objeto de que el hombre pudiera unirse, finalmente, a su Intimo.
Los chinos entienden esto, y saben lo que ocurre a la atmósfera mental de una persona, que se asocia con inteligencias inferiores a la suya. El hombre escoge su propio medio ambiente, si está libre de preocupaciones materiales. Lo igual atrae a lo igual, y ello depende de lo que su aura contiene.
Es mejor para el estudiante, al principio de su desenvolvimiento, vivir solo que mezclarse con quienes pertenecen a una naturaleza inferior. “Siempre busca la inteligencia de quienes estén más arriba que tú en el Sendero”; porque ellos te ayudarán a recuperar tu herencia perdida.
No importa quién sea la persona, cómo va vestida, o a qué nación pertenece, si posee iluminación más allá de la propia. Las costumbres difieren en cada país, y no debiéramos juzgar a uno a base de nuestras propias costumbres.
En nuestras escuelas superiores, no se nos llama con nuestros nombres cristianos, sino que somos conocidos por nuestros símbolos, los cuales, se nos dice, nos fueron dados por nuestro átomo Maestro, en otra encarnación. El signo, que llevamos con nosotros, simboliza la clase de crucifixión que soportamos en el pasado, y significa que nos sacrificamos, por quienes nos siguieron, de varias maneras. Esta es la explicación del dicho, según el cual: “Cuando encontramos a alguien fuera del cuerpo, podemos reconocer sus consecuciones por su marca de casta”.
Nuestros antepasados hiperbóreos nos dejaron un libro abierto para que lo lean todos; pero a pocos se les da a conocer su significado. Tal libro contiene todo lo que podemos obtener de la instrucción en esta Era, y todo cuanto necesitamos para nuestro desenvolvimiento.
Encierra una ciencia oculta, que sólo se nos puede enseñar en nuestros planos internos, aunque se la llama, comúnmente, el Zodíaco, es sólo un fragmento de un libro, que se pierde en la antigüedad; los fragmentos que faltan se han de encontrar en nuestra conciencia interior. Se nos dice que, únicamente, la duodécima parte de su estructura y sabiduría se relaciona, objetivamente, con nosotros, y que dentro de nuestros sistemas secundario y central se encontrarán las porciones restantes.
Los signos del Zodíaco representan los estados por los cuales hemos pasado, y a los cuales volveremos, una vez nos hayamos desarrollado en nuestro Universo central. Aunque la astrología no ha avanzado mucho, en el período presente, en la Nueva Era esta ciencia llegará a ser respetada, y los cientistas la considerarán seriamente.
Las estaciones nos cambian, sin tener en cuenta nuestra propia voluntad. La Realidad hace esto, a fin de que aprendamos a seguir este aspecto de la ley natural; pero no nos damos cuenta de este cambio de estaciones, que ocurre en nuestros planos internos.
Cuatro veces al año, en los equinoccios, desciende a nuestro cuerpo una corriente jerárquica; en esos cambios de estación, nuestros cuerpos están bajo la influencia de dicha corriente.
En Otoño y en Invierno se engendran y nutren los átomos del sistema seminal; en otras palabras, se fortalecen para que, en el equinoccio de Primavera, sean capaces de fertilizar, con su energía, las células del cerebro. Similares a toda vida, respondemos al llamado de la Naturaleza.
Durante este tiempo, la energía del sol ha conservado la nuestra, reteniéndola para que tengamos fuerza de reserva, después que hayan pasado los meses de Primavera y de Verano.
Una vez hemos trabajado en armonía con la Naturaleza, en todo cuanto hacemos, y hemos aprendido cuando las estaciones cambian, pedimos a los átomos Aspirantes que remedien nuestras deficiencias. Como dicen los viejos alquimistas: “Hay un lugar y un tiempo en que debieran iniciarse todas esas obras operantes”. Estos hombres transmutaban sus propios materiales bajos en sus substancias más finas, de acuerdo con las influencias planetarias. Hay, también, en nosotros un sistema planetario que corresponde con sistema externo.
La astrología nos enseña los efectos de los planetas sobre nuestro cuerpo físico; pero pocos conocen nuestro sistema planetario interno y las actividades del mismo sobre nuestros cuerpos más sutiles. La luna es sumamente importante, para nuestros sistemas internos; por cuanto los rayos de la misma penetran y hacen vibrar los cuerpos mentales de los átomos principales, al responder éstos a sus influencias directrices; porque la luna nos envía la memoria de sus períodos de sabiduría, y es de estos átomos Eruditos que recibimos información, acerca de los diferentes ciclos de iluminación de la luna. El sol y los demás planetas hacen lo mismo, y gracias a ello podemos volver a experimentar todo cuanto hemos aprendido de tales fuentes; por cuanto en nosotros están latentes los átomos del firmamento de la Realidad.
Cuando un planeta se pone, directamente, al alcance de nuestra conciencia, lo cual se puede observar fácilmente, en los estados más profundos de yoga, escuchamos una nota audible procedente del planeta. Esto es el origen de la frase: “La música de las esferas”.
Sintetizar las operaciones de la Naturaleza dentro de nosotros, mediante nuestra aspiración, es aprender del sol, de la luna y de los planetas, que están más cerca de nosotros. En otras palabras, nos armonizamos con la Naturaleza, a fin de convertirnos en sus instrumentos.
De la misma manera que nuestro organismo físico registra las fuerzas del día y de la noche y las equilibra, así también, cada fuerza da a ese organismo cierto nutrimiento. Cuando las mujeres recuperen sus recuerdos de la conciencia de la Naturaleza, amamantarán a sus hijos, de acuerdo con la dirección de la misma y darán al niño el pecho, por el cual fluye la corriente del día o de la noche.
Encontramos en la Naturaleza una cualidad de ese amor maternal, que nos pone en relación con todas las que han sido nuestras madres, durante incontables encarnaciones y, al pasar revista a este atributo de la maternidad, sentimos en nosotros un poder que evoca toda nuestra reverencia y pureza.
Todo el mundo habla de arte y de religión como autoridad; lo cual es lo mismo que discutir sobre la naturaleza de la electricidad, cuando hasta los hombres de ciencia son incapaces de analizarla. La práctica de yoga es muy diferente; se ha de experimentar cada paso, antes de que se hable de él y, de esta manera, ascendemos lentamente a la elevada cumbre en la que nos sumergimos en una atmósfera de naturaleza semidivina. Hasta que hacemos esto, no podemos obtener información real alguna, con respecto a la religión. A medida que ascendemos de conciencia en conciencia, descubrimos que la religión es como una esencia que emana de una gran fuente; aunque la expresión de la misma varía, de acuerdo con la clase de copa que la recibe; el estudiante no habla de ella como posesión exclusiva de ninguna casta o persona, sino como esencia que impregna todas las cosas.
El yogui no discute el arte o la religión con personas que los poseen sólo en fragmentos.
Estos temas no se pueden analizar desde el plano humano de conciencia; pero el buscador sincero será ayudado en tales problemas por el yogui que dirigirá la mente del buscador hacia dentro, hacia sus propios pensamientos.
Extracto de DIOSES ATOMICOS (LA AURORA DE LA JUVENTUD)
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